El acueducto de Los Ángeles, 375 kilómetros de canales para salvar a la ciudad

Construcción de uno de los tubos acero (Fuente)

La ciudad de Los Ángeles no necesita presentación. Probablemente se trate, junto con Nueva York, del municipio más famoso de los Estados Unidos. En sus calles se concentran casi 4 millones de habitantes, lo que la convierte en la ciudad más poblada del estado de California y la segunda de todo el país. En la actualidad, toda el área metropolitana alberga a unos 18 millones de personas. Pero no siempre fue así, y a punto estuvo de no haberlo sido nunca.

El desmesurado crecimiento de Los Ángeles, por aquel entonces un pueblo más de la Costa Oeste, comenzó con la llegada del ferrocarril en el año 1876 y el descubrimiento de petróleo en 1892. La tasa de población se duplicó en la década de 1890, pasando de apenas 50.000 a más de 100.000 habitantes en el año 1900. En los siguientes diez años la cifra se triplicó, y en 1910 el censo ya superaba holgadamente las 300.000 entradas.

Aunque aparentemente la llegada de esta avalancha de vecinos pudiera resultar algo bueno para la ciudad, la nueva realidad no se presentó carente de problemas. El principal tenía que ver con el suministro agua, hasta entonces surtida de forma natural por el río Los Ángeles, cuyas reservas comenzaron a peligrar cuando se alcanzaron las 100.000 almas.


Obreros durante la construcción (Fuente)

Todas as alarmas saltaron en 1904. Tras dos años con un cauce fluvial inferior al 30% de lo normal, en julio de ese año, durante diez días, el consumo de agua de Los Ángeles superó en más de 15 millones de litros a la cantidad destinada a mantener las reservas de la ciudad, evidenciando un más que probable problema de desabastecimiento en un futuro próximo.

Tras este preocupante suceso, la Compañía de Agua de la Ciudad de los Ángeles (CACLA), con William Mulholland como responsable, decidió calcular cuál sería el consumo de agua en los años venideros. Para ello utilizaron los datos de crecimiento de los ejercicios anteriores, y los resultados arrojaron que, con una población estimada de 390.000 habitantes, la demanda se situaría entorno a los 220 millones de litros diarios: un 10% más que el caudal máximo histórico registrado en el río Los Ángeles, y más del doble que el dato mínimo.

Con estos números parecía claro que había que buscar una solución para garantizar el suministro, pero la tarea no era fácil. California siempre se ha caracterizado por su clima seco y árido, y el agua dulce escaseaba en los alrededores.

Una de las centrales hidroeléctricas construidas (Fuente)

Afortunadamente, Fred Eaton, exalcalde, ingeniero y predecesor de Mulholland en el cargo de superintendente de la CACLA, hacía tiempo que había puesto el ojo en el río Owens, cuya desembocadura en el lago homónimo se encontraba a 300 kilómetros de Los Ángeles.

Eaton había observado que el agua del río Owens se estancaba formando un lago al final del valle debido a la aparición de una pared de magma relativamente reciente, pero que en el pasado el flujo de agua descendía de forma natural hasta el sur de las montañas que se sitúan al norte de Los Ángeles. Por lo tanto, pensó, sólo había que recuperar el antiguo cauce y dar solución al obstáculo montañoso para llevar el agua a la ciudad.

Con la ayuda del también ingeniero Joseph Barlow Lippincott, Eaton convenció a Mulholland de que la solución al grave problema al que se enfrentaba la ciudad estaba en aquel río. No fue una tarea difícil, y Mulholland incluso comenzó a sospechar que la planteada por Eaton podía ser la única alternativa. Posteriormente un informe encargado a Frederick H. Newell, ingeniero jefe del Servicio de Reclamaciones de EE.UU. y jefe de Lippincott confirmó sus sospechas.

Tras comprobar la viabilidad del proyecto y después de numerosos pleitos con los vecinos del valle Owens, que no sin razón veían peligrar su modo de vida, las obras para construir el acueducto empezaron en otoño de 1908. El presupuesto era de 23 millones de dólares, y el año anterior los ciudadanos de Los Ángeles habían aprobado la emisión de bonos por dicho valor para pagarlos.

Construcción de uno de los sifones
(Fuente)
Las obras incluyeron la construcción de 142 túneles con una longitud total de unos 70 kilómetros, 55 kilómetros de canal a cielo abierto, más de 60 kilómetros de canal cubierto de hormigón y unos 160 kilómetros de conductos prefabricados que hubo que transportar y colocar en el lugar determinado, algunos de los cuales tenían tamaño suficiente como para conducir por su interior.

También se necesitaron construir más de 500 kilómetros carreteras pavimentadas y líneas de ferrocarril, dos plantas hidroeléctricas, una de las mayores fábricas de cemento del mundo, casi 400 kilómetros de líneas telefónicas y más de 2.300 edificios, entre casas, almacenes, graneros y hospitales.

Además, y como principal reto, hubo que instalar unos 20 kilómetros de sifones de acero. Uno de ellos, situado en el cañón de Jawbone, tiene casi dos kilómetros y medio de longitud y un peso total de 3.216 toneladas, con una caída de más de 260 metros hasta el fondo del cañón antes de ascender por la otra pared. El mayor de todos mide más de 6.6 kilómetros, de los cuales 4.75 están hechos a base de tubos de acero.

Miles de personas llegaron a la zona atraídas por los generosos sueldos y el seguro médico que ofrecían los promotores de la faraónica construcción, y más de 5.000 hombres trabajaron en las obras, que duraron cinco años, hasta 1913. Afortunadamente se saldaron con un contenido número de muertos y heridos: 43 fallecidos, un discapacitado permanente y 1.282 accidentes menores.

En noviembre de ese mismo año el acueducto fue inaugurado, convirtiéndose en el más grande del mundo, con 375 kilómetros de longitud y un caudal de casi 14.000 litros por segundo. Mulholland fue aclamado por su diseño, que había conseguido hacer fluir toda el agua por gravedad, y la población de Los Ángeles veía un futuro próspero en la moderna y colosal infraestructura. Pero la alegría no duró demasiado.

Inauguración del acueducto en 1913 (Fuente)
Los ataques perpetrados por los ciudadanos del Valle y el Lago Owens, que veían como sus tierras fértiles se secaban para limpiar los váteres de la gran ciudad, fueron constantes durante los años 20, en lo que dio en llamarse la Guerra del Agua. Y en 1928 la explosión de la presa de San Francis, en el norte del condado, inundó completamente las ciudades de Castaic Junction, Fillmore, Bardsdale y Piru, matando a cientos de personas y hundiendo en la desgracia el nombre de Mulholland, en quien recayó la responsabilidad.

Pero la cosa no quedó ahí, ya que las predicciones hechas por el intendente habían sido un desastre. El dato estaba claramente subestimado, y en 1930 la ciudad ya había crecido hasta más de 1.2 millones de habitantes, frente a los 390.000 previstos en 1904. A pesar de que el acueducto se había diseñado para transportar mucha más agua de la prevista a priori (más de 1.200 millones de litros diarios, frente a los 220 millones de litros calculados), la construcción terminó quedándose pequeña.

En la actualidad el acueducto sigue siendo una de las principales fuentes de agua para la ciudad, complementado con un segundo canal construido en los años 60 que aporta más de 700.000 litros diarios. Pero ese será un tema que dejaremos para posteriores entregas.


Bonus (I): El acueducto como ruta de emergencia

Artículo original de Popular Science
Click para ampliar (Fuente)
Como curiosidad (por si la entrada no había quedado lo suficientemente larga), termino con el curioso caso de John E. Zogg, quien en 1919, tras un corrimiento de tierras que había dejado inutilizada la carretera, decidió utilizar el acueducto como ruta de emergencia para alcanzar la ciudad en moto.

El hito lo recoge el número de febrero de 1919 de la revista Popular Science. Al parecer, Hogg y su mujer volvían del desierto del Mojave por la ruta del Cañón de la Soledad cuando descubrieron que la carretera estaba cortada. Como regresar hasta el Mojave para tomar otra ruta hubiera sido demasiado largo, Hogg subió la moto al acueducto, sidecar incluido, e improvisó un camino que lo llevó directamente a L.A.

La sorpresa fue sobre todo para los miembros del Club de Motociclismo de Los Ángeles, quienes poco tiempo antes habían declarado que tal hazaña era algo imposible.


Bonus (II): Mapa topográfico interactivo del acueducto de L.A.


Mapa topográfico interactivo del acueducto de L.A. realizado en 1908 por Los Angeles Water Department y archivado actualmente en la Biblioteca del Congreso de EE.UU. (Fuente)





La mayor parte de las fotos han sido extraídas de una galería mucho más extensa de Los Angeles Times que puedes ver aquí.

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