En el año
1999, en plena guerra civil de
Sierra Leona, un furtivo atrapó a un curioso bebé de chimpancé de unas pocas semanas de edad con un inusual pelaje blanco y un ojo de color azul. Al poco tiempo, en la ciudad de Kenama, el furtivo fue interceptado por un comisario de policía que quedó prendado por el ejemplar, y que en vez de rescatarlo y detener al cazador, decidió comprarlo por
200 dólares como regalo para su mujer.
El comisario pronto fue informado de que la tenencia de chimpancés como mascota, además de ser algo totalmente inmoral, no estaba permitida, y en un acto de compasión por el animal, la pareja decidió entregarlo al
Santuario de Chimpancés de Tacugama con la única condición de que mantuvieran el nombre que habían elegido para ella:
Pinkie.
Cuando llegó al santuario, la chimpancé era aún muy pequeña, y tuvo que permanecer meses en casa del director del proyecto hasta que pudo ser reintroducida con el resto de los animales. Allí conoció a Pieh, quien pronto se convirtió en su amigo inseparable.
Los encargados de Tacugama temían que el grupo de chimpancés la rechazara por su color, pero
la reintroducción se llevó a cabo con éxito en el año 2001. Desafortunadamente, tan sólo 9 meses después, en una lluviosa tarde de abril de 2002, Pinkie fue encontrada muerta en el recinto después de no acudir a una sesión de alimentación.
Dado que no presentaba signos de violencia ni enfermedad, parece que Pinkie cayó de un árbol, probablemente al resbalarse de alguna rama mojada. Sin duda un trágico final para la extraordinaria y desconocida chimpancé blanca, que de otra forma podría haber llegado a vivir hasta 50 años.
La reintroducción de Pinkie en su hábitat fue filmada y emitida por el canal Animal Planet en un documental titulado The Incredible White Chimp que he sido incapaz de encontrar. A continuación, el único recorte (de apenas un minuto de duración) que aparentemente hay en YouTube.